Nuestro camino

Nuestra historia tiene mucho de prehistoria y raíces profundas. Paradójicamente, casi todo lo que somos hoy se lo debemos a lo que nunca quisimos ser.

Hemos aprendido, y seguimos aprendiendo, de los grandes pensadores de marca y comunicación del mundo: desde Bill Bernbach, David Ogilvy y Leo Burnett, hasta Seth Godin, Simon Sinek, Marty Neumeier, Kevin Lane Keller, entre otros. Sus aportes han sido inmensos y sus enfoques esenciales en distintos momentos. Sin embargo, el mundo ha cambiado, y debemos seguir impulsando nuevas visiones. Esto significa reformular filosofías, redefinir estructuras de marca, mejorar continuamente la relación con las audiencias y plantear marcos de acción adaptados a cada situación.

¿Cómo debería estar planteada hoy una agencia de publicidad o una compañía que trabaje con marcas? Existen muchas respuestas posibles, cada una válida desde su perspectiva. Para nosotros, este camino comienza con la formación del mejor equipo, cultivando y cuidando su talento, motivando su capacidad de innovación y adaptación, y por supuesto, mejorando constantemente su bienestar. Sin estas bases, ningún sistema de trabajo o especialidad puede sostenerse. Este equipo debe llegar a ser experto en las marcas y sus ecosistemas; entender cómo generar estrategias, ser creativos en la forma de relacionarlas y, en última instancia, llevar cada marca a buen puerto, asegurando coherencia y cumplimiento de los objetivos de negocio. Esto siempre va más allá de ejecutar tácticas, seguir tendencias o imitar éxitos pasajeros.

Aquellos que tenemos la fortuna de construir y guiar marcas hoy nos enfrentamos a la tentación de ejecutar un sinfín de estrategias. Nuestra madurez y conocimiento nos permiten identificar los mecanismos adecuados, relevantes y poderosos que posicionen una marca en el corazón de nuestras audiencias, en lugar de simplemente hacer ruido en su cerebro. Imaginamos a los directores de mercadeo entrando en una cabina de avión, donde cada botón y palanca representa una táctica lista para ser ejecutada: a la izquierda, el botón de CRM; a la derecha, el de inbound marketing; la palanca de redes sociales; la perilla de BTL; el tablero de visualización de datos; y el interruptor de publicidad tradicional. Es tentador, ¿verdad? La madurez del director de mercadeo – y su presupuesto – determinarán hasta qué punto es prudente no apretar todos los botones al mismo tiempo. Además, será esencial contar con pilotos capacitados y copilotos competentes para guiar a la marca y a sus «pasajeros» hacia un destino planificado y seguro.

Ante la pregunta de cómo debe ser hoy una compañía que trabaje con marcas, la respuesta no reside en la táctica ejecutada (que, probablemente, no es difícil), sino en sus componentes fundamentales: su líder, el equipo que lo acompaña, su conocimiento, el entendimiento de la estrategia, el momento de la marca, y la capacidad de conectar la propuesta de valor con las audiencias en el contexto actual.

Todos nos dicen agencia, pero no podemos estar más lejos de esa definición. No nos gusta decir que hacemos publicidad, porque precisamente las audiencias la evitan todo el tiempo. No replicamos los vicios de las agencias, ni nos definimos como un negocio de volumen donde «el cliente no tiene mucho presupuesto». No «nos ponemos la camiseta», no «lo sacamos del estadio» ni «rompemos moldes». No tenemos un equipo cegado por su propio ego ni justificamos malos liderazgos solo porque «el cliente lo pidió así». Somos organizados, valoramos los procesos y sabemos lo que hacemos. Valoramos a nuestro talento, a nuestros clientes y, sobre todo, valoramos a las marcas para las que trabajamos.

Somos un estudio de relacionamiento de marcas, inspiramos marcas para mejorar sus resultados de negocio. Desde el 2015 iniciamos nuestro camino y contamos con cuatro estudios especializados:

Aquí construimos el Manual de Relacionamiento, el cual es la guía básica con la que cualquier marca puede ejecutar su camino hoy de manera clara y poderosa.

El estudio que entiende el relacionamiento más allá de lo digital. Encontramos los canales para mejorar la monetización de cada marca.

La base para relacionar tecnológicamente cada marca desde lo humano. Crea las dinámicas para que las audiencias se acerquen naturalmente a todo lo que nuestras marcas necesitan contar.

Narra y relaciona las historias en los formatos visuales que se necesitan hoy. Las historias mejor contadas, generan mejor engagement y mejores resultados.

Nuestro nombre

A lo largo de la historia, las marcas personales han sido el vehículo ideal para transmitir visiones que el mundo necesita. Las encontramos en múltiples formas: desde las icónicas marcas de moda como Chanel, Dior e Yves Saint Laurent, cada una con su estilo inconfundible, hasta los nombres legendarios en la industria automotriz como Ferrari, Ford y Lamborghini. Incluso en el mundo de la publicidad, los nombres de los fundadores han dejado su huella indeleble: DDB, Ogilvy, Leo Burnett, J. Walter Thompson, por nombrar algunos.

En nuestro caso, el fundador no solo quería resaltar la individualidad, sino también transmitir una visión particular sobre lo que significan las marcas hoy en día, en especial las marcas personales. Más allá de cualquier apariencia de arrogancia por poner su nombre en la empresa, esto nace de una creencia profunda: la importancia de confiar en uno mismo. El nombre Pipe Toro no es solo un título, sino una declaración de principios, un reflejo de la cultura de la compañía donde todos tienen una voz y esa voz no se esconde detrás de una marca impersonal.
Este nombre también es un homenaje a la creación de un personaje imaginario que encarna cualidades admirables: la curiosidad, la amabilidad, la receptividad, la capacidad de relacionarse bien, el amor por experimentar y el compromiso de hacer las cosas bien. En un mundo que tiende a comportarse de muchas otras maneras, Pipe Toro representa la posibilidad de ser diferente y fiel a esos valores. No es casualidad que la empresa lleve este nombre; es como las personas cercanas llaman cariñosamente a su fundador, reflejando cercanía, autenticidad y confianza.

Poner el propio nombre en la compañía trae consigo una gran responsabilidad. Para nuestros clientes, el sello de «equipo Pipe Toro» es sinónimo de calidad, atención y trabajo bien hecho, con un equilibrio entre experiencia y dedicación. Cuando se cometen errores —porque no somos una compañía perfecta—, asumimos colectivamente la responsabilidad como equipo. Los éxitos y las fallas llevan el mismo nombre, y lo recibimos con la humildad y el compromiso de aprender y mejorar.

A lo largo del tiempo, el fundador ha recibido el mismo comentario desde distintos frentes: «Te tienes mucha confianza para poner tu nombre en tu compañía.» Su respuesta siempre ha sido clara: «¿En quién debemos confiar, sino en nosotros mismos? ¿Deberíamos ocultarnos bajo otro nombre? ¿O deberíamos vivir nuestra vida con una visión propia y una voz fuerte y clara?”

Nuestro inspiración

«Un astronauta es un niño que lo logró.»

Una de las maravillas de la astronomía, y de las muchas que posee, es que cualquier persona en el mundo, sin importar su profesión, edad o nivel educativo, puede hacer un descubrimiento. ¿No es eso increíblemente inspirador? De niños, uno de nuestros sueños más grandes es viajar al espacio, pilotear naves, llegar a mundos desconocidos y descubrir lo inesperado.

Ese espíritu de exploración y descubrimiento es también la esencia del mundo creativo. En las comunicaciones de marca, siempre estamos en la búsqueda de la idea brillante, la que cautiva, la que destaca. Pero el desafío no es solo encontrar esa chispa creativa, sino asegurarse de que esté alineada con lo que la marca necesita en ese momento. Y no solo eso: esa idea debe sobrevivir al escrutinio de las jerarquías, procesos y barreras que, a veces, pueden apagar hasta las llamas más brillantes.


Déjame contarte una historia de una vida pasada.

Un caso real: En una pequeña sala de una agencia publicitaria, un grupo de creativos se reúne. La meta es clara: generar tres ideas sobresalientes en el menor tiempo posible. El reloj corre y las duplas creativas empiezan a imaginar, explorar, descartar y evolucionar ideas. Hay risas, silencios incómodos, correcciones y anotaciones. Tras horas de intercambio, uno de los creativos dice: «¡La tengo! Déjenme unos minutos y se las muestro». Vuelve a los 20 minutos con una idea sencilla, pero poderosa. El resto del equipo, sin embargo, no lo ve de esa forma. Las discusiones continúan, el tiempo pasa y, tras semanas de debates, el equipo opta por una solución intermedia, un híbrido de ideas que cumple con la fecha de entrega.
Un mes después, la respuesta del cliente llega: la agencia no es la elegida. Los rostros decaen, pero pronto el ajetreo de otro proyecto toma el control. Dos semanas más tarde, la marca que licitó lanza su nueva campaña. ¿Recuerdan aquella idea simple pero brillante que nunca llegó al cliente? Esa era la campaña. Nunca llegó a ver la luz desde nosotros, pero su poder era innegable.

Estas y otras historias fueron la chispa que encendió la creación de la compañía que siempre soñamos: una empresa infinitamente creativa, sin jerarquías rígidas, donde se escuchan todas las voces y se dejan los egos a un lado. Sobre todo, somos una compañía que nunca pierde esa chispa infantil que nos convierte en astronautas, siempre explorando nuevos límites y posibilidades.

Nuestro Marca

La astronomía nos impulsa a desafiar nuevos límites, al igual que la creatividad nos mantiene conectados con esa chispa de asombro infantil. En nuestra compañía, valoramos escuchar todas las voces, porque creemos que en cada una de ellas se esconde el potencial de una idea que podría cambiarlo todo. Así como el universo es vasto y lleno de posibilidades, nuestra marca también lo es. Nuestra marca está inspirada en la astronomía y se construye sobre tres componentes fundamentales:

1. Infinitos universos:

Cada día es una nueva oportunidad de explorar un universo distinto. Abordamos cada viaje con entusiasmo, una nueva perspectiva y el deseo de conquistar lo desconocido. La creatividad es nuestro combustible, y la curiosidad, nuestra guía.

2. La voz:

En el centro de todo está nuestra voz, que es la suma de todas las voces individuales. Cada voz es diferente, fuerte, amable y creativa. No es solo una voz, sino muchas que, unidas, forman algo mucho más poderoso.

3. Nuestro casco:

El casco simboliza la protección frente a los desafíos externos, y al mismo tiempo, mantiene viva nuestra cultura. Nos protege y nos permite avanzar con confianza, sin perder nunca de vista quiénes somos y lo que valoramos.

Estos tres elementos se unen para formar el astronauta que nos representa a todos en esta travesía. Cada miembro de nuestra tripulación es un astronauta con su propio universo, su propia voz y su propio camino. Juntos, nos embarcamos en aventuras creativas que desafían lo convencional y nos impulsan hacia nuevos horizontes.